No sucede siempre. Hay veces que lo ves venir y viene. Otras no.
Cuando viene volando como un pájaro invisible necesita de tu cuerpo, de tu fuerza bruta de persona enferma como todo ser viviente (¿viviente?). Lo agarras fuerte y quieres darle vida. Quieres dársela, de verdad, pero sólo lo arañas y lo sueltas. Eres amable porque no hay brusquedad en tus acciones. Nada sucede de improviso, cuando lo ves venir. Ves que viene, lo recibes a sabiendas de que no lo dejarás quedarse, te despides y el pájaro vuela. Te repites siempre que ojalá vuelva (¿y si no vuelve?), y te masturbas mente sexo blanca hoja. Que no vuelva, piensas, valiente. Y te masturbas mente sexo blanca hoja.
Aquí, de paseo por tu blog y flipando.
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