Pobre insomne que no huyes, que no gozas la pequeña muerte. No hay altos en tu camino para hacerte renacer. Soportas la oxidación continua sin que la oscuridad te calme, sin que la oscuridad te ame, sin que la oscuridad te arme y te devuelva al mundo para morder lo que dejaste a medio. Pobre insomne que no digieres y no vuelves a tener nunca más hambre. Pobre insomne que dejaste de palpitar con fuerza porque, como el vacío sin oxígeno, tu alma sin descanso no roba minutos al tiempo que no espera. Tiempo amontonado en el interior de tus párpados abiertos, encarnados, fatigados por el camino eternamente recto.
Oye, Marco, me tienes hartito ya con eso de que escribas tan bien. Publica una novela que le haré una crítica que flipas en el ABC. Bueno, si tengo tiempo, porque tengo una tesis en Galicia, y luego un consejo editorial de Ínsula... porque sin mí, ¿sabes? parece que se pierden, los chicos, y luego me llamará Javier Marías para pedirme consejo, porque yo... en fin, este Javi... y claro, esqueyosoyungrancríticonacionaldereconocidoprestigioalqueseletienemuyencuentalocualeslógicoporquesoyungenioy...... AARFFFF (aspiración de aire) en fin, que tendré un rato para ti, seguramente.
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