A Javier Mendieta, por su disertación ludópata
Desgarrar un corazón es siempre un acto sencillo. Ya sea en la base o en la parte superior del mismo, se marca una cruz cortante que apenas rasgue los recuerdos, utilizando un rencor afilado o un silencio preciso. Se despliegan las cuatro esquinas de ternura para despegarlas del resto, usamos una ausencia bien limpia o una pasión ya fría, y tiramos lentamente, con delicadeza. Sentimos la resistencia que algún buen recuerdo nos opone, algo compartido que con insistencia también se desgarra. Desnudamos el corazón y queda una fruta palpitante que desconocíamos, una flor abierta y limpia. Un acto sencillo y humano que nos ayuda a conocernos, que nos revela lo que ya sabíamos. Que vuelve sangre lo que ya era sangre.
Eres un genio, chaval. Gracias por la dedicatoria. Nos veremos en seguida, matando calor con vino.
ResponderEliminarA presto, allora. Non ci sarà caldo che ci possa fermare. Un abraccio.
EliminarMarco
ResponderEliminarqué perfecto el texto
me quedé pensando qué resaltarte pero todo el texto tiene una limpieza tan bella que no puedo extraer nada, sino todo
No se me dan bien los agradecimientos pomposos. Muchas gracias. Es casi un milagro que puedas ver limpieza o incluso belleza en un acto tan sencillo, tan humano.
Eliminar