Y como son los magos que solo son que solo son que solo son los magos ilusiones de humo blanco
"El progreso de un artista es un continuo autosacrificio, una continua extinción de la personalidad". T. S. Eliot
miércoles, 12 de diciembre de 2012
sábado, 1 de diciembre de 2012
Lamentos de una bala
Odio
estos juegos, estas apuestas; las sinrazones hastiadas. Odio la indiferencia que abruma a los de mi casta. Pasamos
el tiempo gastándonos bromas absurdas, hablando del trabajo y
disfrazando con chistes las miserias de esta vida que en realidad nos
angustian. Criticamos a nuestras mujeres, a nuestros jefes, con un
tono jocoso que vela el verdadero asco. Todo es frivolidad, todo son
timbas y alcohol, y pasar el tiempo gris alrededor de una mesa sin
creer de verdad que algo pueda cambiar. Conversamos de todo sin saber
de nada. Nos quejamos, nos lamemos las heridas en grupo como perros
viejos, con una baraja y un par de botellas, con unos dados y algo de
fumar. Odio esta mierda y, sin embargo, me quejo como todos los días
alrededor de una mesa. Sin actuar, esperando a que un día me toque a
mí entrar en la recámara, solo, escuchar a mis espaldas las risitas
cómplices y humillantes, los murmullos que bromean sin misericordia,
sentir en la nuca el sudor frío mientras ellos se divierten viéndome
temblar. La vibración suave del percutor tensándose. Pensaré
entonces si cuando el tambor deje de girar seré yo quien oiga el
pitido ensordecedor, quien destroce el cráneo de algún infeliz cuya
vida carezca de sentido y sólo pierda su tiempo blasfemando y
bebiendo y apostando alrededor de una mesa, sin creer de verdad que
algo pueda cambiar.
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